Fotografía Laura Raya: APRENDE A DIFERENCIAR LA ORUGA DE LOS PRADOS DE LA PROCESIONARIA

Buenos días,

estas semanas de confinamiento estoy aprovechando para editar y compartiros algunas fotos que tenía atrasadas en el disco duro. Es curioso como mi lista de cosas que quiero hacer no para de crecer. Tengo la cabeza llena de ideas, de ganas y de sueños pero a veces hay que pararse a ordenar y volcar en un interminable listado todo lo que tienes ahí dentro, darles fecha, agendarlo y aprender a gestionar tu tiempo.

Estos días de tener que quedarse en casa los comencé con la idea de dedicar tiempo a aquello que siempre procrastinamos convenciéndonos de que no es importante o no tenemos tiempo.

Debo entonces confesaros que alguna vez he atrasado una tarea por no saber cómo afrontarla y este mes en casa ha sido mi excusa perfecta para empezar a dar forma a algunas ideas que vagaban por mi mente desde hace semanas e incluso meses.

También me he obligado a hacer más de lo que me gusta, de lo que me hace sentir bien, a cuidarme un poco por fuera pero también por dentro. A zarandear mis cimientos y quitar el polvo de algunas nubes de mi cabeza, a replantearme ciertas cuestiones y hablar muy seriamente conmigo de otras.

A pensar, al fin y al cabo.

Y si algo he hecho estas semanas, entre otras cosas, es darle la vuelta al blog. Como has podido observar, la web ha pasado a tener más de una página, antes solo estaba la pestaña de "blog", y ahora he incluido algunas otras:

- Biografía.

- Portfolio.

- Infografías.

- Redes sociales donde puedes encontrarme.

- Contacto.

¿Qué te parece este cambio? Creo que es una manera de que me conozcas mejor y puedas acceder más fácilmente a los servicios, ya que ahora está todo más ordenado.

Y como has visto en el título y por las fotos, en esta segunda parte del post de hoy quería contarte sobre una especie muy común pero a la vez de fácil confusión con otra muy temida, y cómo diferenciarlas sin problema.

La primavera trae consigo una explosión de vida. Las nuevas generaciones de muchos insectos ven la luz en los meses en los que el campo se viste de colores y los días empiezan a ser más largos, luminosos y cálidos.

Pasamos más tiempo fuera de casa y estamos en contacto con otras especies, algunas que pueden perjudicarnos si no tenemos conocimiento sobre ellas, como es el caso de la oruga de la Procesionaria (Thaumetopoea pityocampa), tan mal recibida en parques y jardines de la ciudad por los pelos urticantes que presenta.

"Ocnogyna baetica tras haber sido devorada parcialmente"

Sin embargo, ésta a menudo puede confundirse con la oruga de los prados (Ocnogyna baetica), aparentemente similar pero que realmente no se parece en nada, y que a continuación te cuento cómo diferenciarlas.

En las fotos de este post puedes ver a esta segunda especie, inocua y muy importante en la base alimentaria de pájaros insectívoros por su abundancia en los primeros meses del año.

Esta especie es endémica de Andalucía occidental y no es perjudicial para la salud del hombre ni los animales ya que no posee pelos urticantes.

Para protegerse en las primeras etapas de desarrollo, las larvas generan una "tela de araña" densa en el suelo, que no debes confundir con los bolsones de la procesionaria en la copa de los pinos, donde desarrolla su ciclo biológico salvo cuando descienden de ellos en procesión (de ahí su nombre vulgar) para crisalidar enterrada en el suelo.

La oruga de los prados no asciende a los árboles, sino que realiza su ciclo entero en el estrato herbáceo.

Algo muy característico de la procesionaria, como he comentado, es que bajan en procesión una detrás de otra desde el pino hasta el suelo, sin embargo, la oruga de los prados se desplaza de manera individual y anárquica.